No reponer un diente perdido a tiempo puede conllevar consecuencias bastante graves en los dientes vecinos. Una de las más reseñables la encontramos en que las piezas se inclinarán paulatinamente hacia el espacio dejado por el diente ausente. En su defecto, el diente de la arcada contraria crecerá al no tener contacto con la pieza dental tras la masticación.
Existen diversas vías de reposición de un diente perdido. Existen dos tipos de prótesis:
Cuando perdemos un diente, la función que este realizaba tiene que ser asumida por los dientes vecinos. En consecuencia, las piezas dentales tenderán a hacer un “trabajo extra”, ya que deberán realizar un esfuerzo doble. Finalmente, los dientes se resentirán y presentarán patologías por sobrecarga.
A su vez, los dientes adyacentes (o vecinos) se irán cerrando parte del espacio al volcarse hacia él paulatinamente. Es por ello por lo que las fuerzas de masticación ya no serán paralelas a la raíz del diente, con lo que el hueso que rodea el diente inclinado se irá reabsorbiendo progresivamente, dañándolo.
Por último, cabe destacar que otro problema por el que es justificable reponer un diente perdido lo antes posible es que la pieza antagonista crecerá más de la cuenta al no tener contraria. En este caso, el espacio vertical existente para ubicar la corona del nuevo diente se verá muy reducido, suponiendo serios problemas tanto para el paciente como para el odontólogo que tiene que encontrar un tratamiento adecuado.
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Contenido supervisado y validado por el Dr. Juan Ballesteros Martínez, Director Médico de Clínica la Victoria.