Todos sabemos perfectamente y hemos experimentado de primera mano que durante nuestra infancia poco a poco los dientes de leche se sustituyen por los dientes definitivos. Muchos de nosotros probablemente se han preguntado alguna vez por qué pasa eso y cuáles son las diferencias entre estos dos tipos de dientes. ¡Si quieres saber las respuestas a estas preguntas, sigue leyendo!
La razón principal por la que se realiza este proceso de cambio de dientes es el aprender a masticar alimentos sólidos en la edad de niño, imprescindible para poder llevar a cabo una dieta equilibrada en la vida adulta. Además, los dientes primarios apoyan el pleno desarrollo de la habilidad de hablar.
Sin embargo, la mandíbula infantil es demasiado pequeña para albergar dientes del tamaño de los permanentes, por lo cual, el cuerpo realiza esta sustitución. De hecho, eso no es solo un fenómeno humano. Al contrario, se puede observar en gran parte de todo el reino animal. Para los seres humanos se puede generalizar que los bebés empiezan a desarrollar los dientes primarios entre los 4 y los 12 primeros meses de vida y se acabe este proceso a unos 3 años. Habitualmente, se caen más o menos hasta una edad de 12 años, aunque claramente hay excepciones. Consecuentemente, los dientes permanentes suelen desarrollarse entre los 7 y 21 años.
Aparte de constar de dientes más pequeños, la dentadura infantil también cuenta con menos dientes. De la dentición infantil típicamente forman parte 8 incisivos, 4 caninos y 8 molares que se dividen entre la parte inferior y superior de forma igual. Además, tienen la función de reservar el lugar para los dientes permanentes y guiarlos en su posición correcta. Sin embargo, a la hora de sustituir los dientes primarios por los permanentes, la dentadura gana en total 12 dientes. Se añaden, entre otros, 2 premolares a cada lado y en muchos casos también se desarrollan hasta 4 “muelas del juicio”. Estos suelen aparecer a una edad entre 17 y 25 años.
Los dientes de leche están formados por una capa de esmalte y dentina que, a causa de su menor calidad, hace los dientes primarios parecer bastante blancos y claros. Los permanentes, al contrario, naturalmente tienen un tono más amarillo. Además, la pulpa de los niños resulta más grande en comparación con el resto del diente, por lo cual se genera un camino más corto hacia el nervio. Nos podemos dar cuenta de otra diferencia cuando analizamos las áreas de contacto entre los dientes superiores e inferiores. Además, los dientes de leche tienen el cuello más estrecho y la corona más pequeña y plana. Por otro lado, sus raíces son más delgadas y cortas, para facilitar su caída y dar más espacio a los dientes permanentes que están desarrollándose por debajo de ellos.
Esperamos que este post te haya servido para despejar tus dudas en cuanto a este tema. Para concluir, queremos poner énfasis en la importancia de perseguir buenos hábitos bucodentales también al cuidar los dientes de leche, a pesar de que se trata “solo” de una dentición temporal. Lo que muchos no saben es que: la adecuada formación de los dientes definitivos dependerá, en gran medida, de la calidad de cuidado de la que goza nuestro primer surtido de dientes.
Contenido supervisado y validado por el Dr. Juan Ballesteros Martínez, Director Médico de Clínica la Victoria.