La anodoncia es la ausencia de uno o varios dientes, debido a un trastorno congénito. Los adultos tenemos entre 28 y 32 dientes, sin embargo algunas personas no llegan a desarrollarlos todos o incluso a no desarrollar ninguno.
La anodoncia no es lo mismo que la pérdida de piezas dentales por enfermedades o traumatismos, sino que se trata de un trastorno congénito en el que los dientes no llegan a formarse.
Este trastorno puede clasificarse en dos tipos:
Aunque no se sabe a ciencia cierta cual es su causa, se cree que pueden influir factores evolutivos, hereditarios, genéticos, ambientales alteraciones durante la gestación o consecuencias de diversos síndromes.
Este trastorno suele detectarse en la primera dentición, aunque puede aparecer en cualquier fase de la vida.
Debido a su raíz congénita, es casi imposible evitar la anodoncia, aunque si podemos detectarla y tratarla para su mejoría. Es imprescindible detectar la anodoncia en los primeros años de vida, siendo recomendable llevar a los niños al dentista cuando comienzan a salir los primeros dientes.
El tratamiento más acertado y habitual para cualquiera de los dos tipos de anodoncia es la implantología.
Esta técnica consiste en colocar un implante, una especie de tornillo situado en la encía, donde debería estar situada la pieza dental real. Después de su cicatrización se sitúa la prótesis dental, que simula el propio diente.
Esta mejora no solo es estética, no solo es una bonita sonrisa, es salud. Debido a que unas encías y unos dientes sanos pueden impedir que se desarrollen otras tipo de enfermedades.
Contenido supervisado y validado por el Dr. Juan Ballesteros Martínez, Director Médico de Clínica la Victoria.