La Pulpitis como bien hace referencia su nombre, es una patología que consiste en la inflamación de la pulpa dental. Este tipo de afección provoca en los pacientes un dolor sumamente molesto debido a la presión generada sobre los nervios y vasos sanguíneos ubicados en la parte baja de los dientes.
Son varias las causas que desencadenan esta enfermedad. La presencia de caries sin tratar, las distintas infecciones, la fractura en la raíz del diente, son algunos de los motivos más repetidos al momento de presentarse casos de pulpitis.
Existen dos grandes grupos en la clasificación de la pulpitis. La primera de ellas es la denominada pulpitis reversible y se caracteriza por un dolor punzante que aumenta con el tacto. Cuando la pulpitis viene acompañada por una secreción de pus, se le denomina pulpitis purulenta.
Por otro lado encontramos la pulpiti irreversible. Esta patología se presenta cuando no se ha realizado el tratamiento correspondiente y el nervio del diente muere.
El tratamiento para la pulpitis reversible y la irreversible es bastante diferente. En el primero de los casos se debe atender lo más rápidamente posible la causa de la afección y realizar el tratamiento correspondiente. En el caso de que esté causada por la existencia de caries, por ejemplo, será oportuno atender dicho malestar.
De todas maneras, muchas veces el tratamiento tendrá que ver con la higiene bucal y se recomendará un cepillado óptimo de los dientes y la utilización tanto de hilo dental como de enjuague bucal.
En el caso de la pulpitis irreversible es totalmente diferente. La única solución para tal patología es remover la pulpa muerta y aplicar algún material aislante o extraer el diente para que no contamine el resto de nuestra boca.
Contenido supervisado y validado por el Dr. Juan Ballesteros Martínez, Director Médico de Clínica la Victoria.